Los datos que proporcionamos a continuación, son fragmentos extraídos del libro “El Héroe sin Cabeza”.
Debido a la extensión de dicho libro, solo publicaremos parte de algunos fragmentos más relevantes, divididos en diferentes entradas.
En el árbol genealógico presentado con letra A, aparece en el número 15 (del mencionado libro) la señora María de la Luz Vargas Galeana, quien envió a don Crescencio documentos importantes que describen algunos detalles de la vida de don Hermenegildo, la de don Fermín Galeana y del sobrino de ambos, Pablo Galeana. Estos son algunos detalles de la carta:
México, abril 10/1954
Sr. Crescencio Otero Galeana
Presidente de la Junta de Mejoramiento
Moral, Cívico y Material
Muy estimado señor Otero Galeana:
Enterada por el periódico de que desea usted datos sobre la familia Galeana a la que pertenezco y de la que estoy orgullosa, y teniendo papeles muy antiguos, me dirijo a usted parta darle datos sobre ella, no históricos, pero sí relacionados con aquella época, ya que don Fermín Galeana se quedó al cuidado de los intereses de la familia y al servicio de la causa. Tenían, como usted sabe, los Galeana extensas posesiones en aquellas (...) de mis abuelos y tatarabuelos, en que hablan de los bisabuelos de ellos. Mi padre, muerto hace 26 años, fue el Lic. Carlos Vargas Galeana, hijo de Francisca Galeana y Juan Vargas Machuca, originaria de San Jerónimo, Gro., hija de José María del Pilar Galeana y Josefa Amaro de Galeana. José María del Pilar Galeana y José Francisco Galeana fueron hijos únicos de don Fermín Galeana y Rafaela de Los Ríos. Don Fermín Galeana era hermano del capitán Juan José Galeana (...) y de Juana Teresa, Josefa y María Venancia, dueñas de San Miguel de Los Apuzahualcos. Hijos todos de don Pablo Galeana y Marina Valdeolívar. Agradeceré a usted que si fuera posible me indique dónde podría adquirir resumen de los datos que usted presentó en esa ocasión. Me encantaría poder asistir. Tal vez alguna vez tenga oportunidad de asistir a algún acto o festejo para nuestros héroes y gloriosos parientes (...)
Aprovecho la oportunidad de ponerme a sus órdenes.
María de la Luz Vargas Galeana.
P. D. Incluyo estadísticas de los diezmos de Tecpan en 1825, firmado como recabado don José María del Pilar Galeana y otro a su padre don Fermín Galeana, cuando éste tuvo este puesto.
Por lo que respecta a la personalidad de Hermenegildo, doña María de La Luz envió a don Crescencio un escrito distribuido en tres cuartillas, que a la letra dice:
Estos datos inéditos se deben al historiador
Eduardo M. Vargas Galeana, que vivió en Irapuato, Gto., descendiente de los Galeana que combatieron tan valientemente en la Guerra de Independencia. El fundador de la Familia Galeana, originario de España (no de Inglaterra como dice un historiador) se estableció en Mazatlán, sin. Y logró labrar importante fortuna, merced a su honradez y laboriosidad. Dedicado entre otros negocios a la pesca de la concha-perla en el Mar de Cortés, hoy Golfo de California. Contaba al efecto con buzos expertos y conocedores de aquellas costas, así como conartífices que pulimentaban las perlas. Estas tenían mucha aceptación del comercio de la metrópoli y sus colonias. Los Galeana, poseyendo ya cuantiosos bienes en aquella región, enlazáronse con distinguidas hijas del país y adquirieron propiedades extensas en varios puntos de la costa del Pacífico, especialmente entre Zihuatanejo y Acapulco en donde más tarde establecieron su residencia y continuaron dedicándose a la industria de la perla sin decaer el éxito de la empresa. Una de las fincas rústicas de los Galeana era la hacienda del Zanjón, que después se denominó San Jerónimo, colocada en el distrito de Tecpan, cerca de Atoyac. Originario de ese territorio e hijo de don Sebastián Galeana, fue don Hermenegildo, de igual apellido, quien nació el 13 de abril de 1762. Pocas noticias se tienen acerca de la juventud del héroe suriano. Sin embargo se sabe que desde pequeño se dedicó a las faenas del campo, que se ejercitó en la equitación y en el manejo de las armas, usando éstas con precaución y en la soledad de los bosques, para no exponerse a sufrir las penas impuestas por el gobierno virreinal a quienes portaban armas de fuego. El joven Hermenegildo no recibió sino la instrucción primaria, por la falta de planteles en aquellas apartadas regiones; no es exacto, por lo tanto, lo que algunos historiadores asientan al afirmar que los Galeana carecían de toda instrucción, aún de las primeras letras. El futuro héroe, viviendo en la hacienda mencionada en unión de sus hermanos, tuvo una hazaña que marcó con signos indelebles su carácter: paseábase a la sazón por la playa, cuando vio a lo lejos restos de un buque náufrago. El joven intrépido no vaciló ni un instante en salvar a aquellos despojos, que quizás conducirían seres vivientes. Y en efecto, se arrojó entre las olas y salvó a aquellos infelices que se encontraban a punto de perecer. Entre los objetos recogidos había un cañón, pequeño, pero pesado y difícil de sacar a flote por haber encallado. No obstante las dificultades para salvarlo, logró vencerlas y la boca de fuego quedó en poder del salvador de los náufragos en premio a su heroicidad. Sepultó el bronce en la arena a fin de que no fuera decomisado por las autoridades y conservó el secreto de su tesoro, como él llamaba a tan extraordinaria pieza. Más tarde logró obtener permiso para hacer salvas una sola vez al año en la festividad del Santo Patrono del lugar; y terminadas las fiestas volvía el cañoncito a su escondite para no volver a funcionar sino hasta el siguiente aniversario.
Así pasaban los Galeana su vida campestre, dedicados al plantío de algodón y a la cría de ganado, visitando a la vez sus vastos propiedades de la costa occidental. Llegó la época de la emancipación del antiguo Anáhuac; las noticias de una conspiración para deponer al virrey en 1809, llegaron hasta las solitarias playas del Sur. Aprestáronse los surianos a tomar participación en el incipiente movimiento por la libertad. Pero descubiertos los planes de las juntas revolucionarias del interior, todos los preparativos se suspendieron. Mas la chispa quedó prendida y se aguardaba el momento propicio para que el incendio cundiera. Los Galeana, comprendiendo la trascendencia de la insurrección, dedicáronse a la propaganda de la libertad de la Nueva España, de suerte de que cuando Hidalgo proclamó la Independencia en el pueblo de Dolores, los costeños acogieron con beneplácito la idea de la rebelión. Desde California hasta Guatemala se extendió el grito dado en el curato de Dolores, y las playas del Pacífico recibieron el eco de aquella potente voz: ¡América libre! Era el glorioso lema de todos los habitantes de la Nueva España, y aquella divisa fue adoptada desde luego por la familia Galeana. Presentose Morelos en la región del Sur y el primero en secundar su proclama fue el invicto don Hermenegildo Galeana. Abandonó sus intereses, despidiose de su familia y se ofreció incondicionalmente a las órdenes del Siervo de La Nación, presentándole el obsequio más valioso que pudiera ofrendarle: el cañón de su propiedad, que desde luego fue emplazado e inició la serie de batallas verdaderas epopeyas dirigidas por el denodado Mariscal Galeana, digno teniente del gran capitán Morelos. Sus familiares, en vez de disuadirlo, animáronlo para emprender tan grandiosa empresa y uniéronse, desde luego varios parientes y amigos, entre aquéllos don Juan José, don Antonio y don Pablo, todos de apellido Galeana, varios sirvientes de la hacienda del Zanjón, San Luis y de otras de sus propiedades. Las señoras Galeana contribuyeron con elementos cuantiosos, enajenando al efecto grandes extensiones de tierras y cuyo producto pusieron a disposición del tesorero del Ejército Insurgente del Sur. Además de las sumas importantes con que la familia contribuyó para el sostenimiento de la tropa insurgente, tuvo que desprenderse de capitales que fueron decomisados por las autoridades realistas y de los productos de sus haciendas, que fueron incautados. Don Fermín Galeana, primo de don Hermenegildo, quedó al frente de los intereses de la familia. De su patrimonio particular le fueron recogidos bienes por valor de 84,527.00; don Antonio perdió 65,465.00; a don Juan le decomisaron semillas, ganado y algodón por valor de 52,543.00; las señoras doña Juana , doña María, doña Josefa y doña Alvina, perdieron en conjunto la cantidad de 110,235.00 pesos, sin contar los donativos espontáneos que cedieron para la causa de la revolución. Después de consumada la Independencia, fueron recuperadas algunas haciendas pero sin indemnización por los servicios sufridos. Todos estos datos numéricos constaban en los libros de la familia y cuyas copias auténticas conservaban sus descendientes hasta hace poco tiempo. Don Juan José Galeana tomó parte activa en la Campaña, bajo las órdenes de don Hermenegildo y perdió la vida en Cuautla. Don Pablo Galeana era hijo de don Juan José y sobrino de don Hermenegildo y no hermano de ellos, como se lee en algunas historias. Fue el único que sobrevivió a la revolución, pues los demás miembros de la familia que salieron a Campaña, perecieron en ella. Habiendo perdido toda su fortuna, se retiró a la vida privada radicándose en la hacienda de San Jerónimo, antigua fracción del Zanjón de la propiedad de don Fermín Galeana, y estuvo al servicio de don José María del Pilar Galeana, hijo de don Fermín, en la propia finca de campo. Presentamos un autógrafo de don Pablo firmado en la repetida propiedad. Las señoras Galeana fueron aprehendidas por causa de la Revolución y conducidas a Acapulco e internadas en el Castillo de San Diego. En otras persecuciones, el general don Isidro Fuentes las rescató y las tuvo bajo su cuidado hasta terminada la Guerra de Independencia- Estas damas se distinguieron por su patriotismo y por la caridad que ejercían con los menesterosos. Mucho tiempo después de su muerte, su nombre era recordado y bendecido por los descendientes de aquellos a quienes socorrieron o ayudaron en sus negocios. Los demás rasgos biográficos de los Galeana han sido ya dados a conocer por la Historia Patria, aunque adolecen de algunas inexactitudes, por no haber estado bien documentados los antiguos historiadores y no haber hecho rectificaciones los cronistas de la actualidad.
Me parece muy completa esta información, ojalá i sigan publicando mas datos sobre todo esto,ya que considero de gran importancia para nutrir nuestro acervo cultural.
ResponderEliminarNecesito saber de donde extrageron estos datos que considero estan interesantisimos, si alguien me podria informar se lo agradeceria infinitamente.
ResponderEliminarLoas felicito por este esfuerzo referente a la historia de nuestro municipio de Galeana; muy pornto tendremosw pormenores sobrela vida desconocida de don Hermenegildo Galeana; en efecto Tetitlán fue una de las propiedades de la poderosa familia Galeana; la de los acaudalados dueños de m´s de 20 haciendas; esos no tenían relación do la familia de Hermenegildo y éste tuvo una propeidad entre tenexpa y el Cuajilote...
ResponderEliminarLos saludos Arturo Ríos Ruiz.