lunes, 14 de abril de 2014

LA MASACRE DE LOS COPREROS

Cuarenta y siete años han pasado desde la “masacre de los copreros”, ocurrida un 20 de agosto de 1967 a las 10 de la mañana en la calle 6 esquina con avenida Ejido, en la colonia Cuauhtémoc de este puerto, y el gobierno nunca castigó a los culpables, reprochó el actual presidente de la Unión Mercantil de Productores de Coco y sus derivados, Jorge Luis Salas Pérez.
Detalló que el conflicto se debió al resquemor de empresarios por la fuerza adquirida por la unión, pues ésta favorecía los precios en beneficio de los productores locales, debido a lo cual, caciques tomaron por la fuerza la sede de la organización días antes de la matanza, la cual ocurrió cuando se discutiría en asamblea regional, el futuro de la misma.
Recordó que aquella mañana fallecieron 35 personas y 150 resultaron heridas, entre las víctimas había hombres, mujeres y niños.
De los hechos responzabilizó al ex gobernador Raymundo Abarca Alarcón, por proteger a caciques de la época, quienes fijaban el precio de la copra a su conveniencia.
Recordó que en ese entonces el edificio de los copreros estaba tomado por el cacique Rosendo Ríos Rodríguez, cuyos trabajadores sacaron por la fuerza a los administradores de la sede, entre ellos el socio fundador de la Unión Mercantil de los copreros, Lorenzo Encarnación Urzúa, “y saquearon las instalaciones y las cuentas bancarias. La Unión Mercantil pagaba el kilo a 3.50 pesos el kilo de coco, y los acaparadores lo pagaban a 50 centavos, estaban robando”.
Comentó que debido a la fuerza adquirida por la unión, pues pagaba el kilo de coco a un mejor precio, empresarios, políticos y acaparadores le tenían miedo políticamente, pues ya integraba a mil 800 socios, principalmente de la Costa Grande.
Explicó que el precio de la copra influyó de forma determinante en el conflicto, pues la unión aglutinó a todos los campesinos que eran explotados con un impuesto extra de 13 centavos por kilo de coco vendido.
 
“Nunca se castigó a nadie”, lamentó Jorge Luis Salas Pérez, mientras mostraba fotografías de la masacre en blanco y negro, entre las que se observa un niño que vendía paletas abatido por las balas, así como una panorámica donde sobresalen los tiradores ubicados en puntos estratégicos y entre la multitud.
“Les tiraron desde diversos puntos”, describió Salas Pérez, quien señaló que apenas empieza el repunte de la copra, pues la están pagando 15 pesos el kilo.
Sugiere Agroindustrias explotar derivados del coco
En San Jerónimo, el director de Agroindustrias del Sur, Marcos Efren Parra Monorati, consideró que los copreros necesitan enfocarse en la explotación de otros productos derivados del coco, como carbón activado, sustratos o dulces, con el fin de lograr un aprovechamiento integral del fruto de la palma.
“Aunque el precio del kilo de copra es alto y reditúa buenas ganancias a los productores, el respaldo del gobierno estatal, a través de la Secretaría de Economía (Sedeco), será para aquellos que decidan explorar la comercialización de otros valores agregados, que en otros países, llevan mucho tiempo aprovechándose”, puntualizó.
 

En entrevista, durante una visita a la planta aceitera ubicada en esta ciudad, el director exhortó a los campesinos a acercarse a la dependencia a su cargo, la cual, junto con la Sedeco, impulsará proyectos productivos para aquellos agricultores que deseen iniciar empresas dedicadas a la transformación, industrialización y comercialización de los valores agregados de la copra, con el fin de mejorar su situación económica.
Parra Monorati dijo que es tiempo que el coprero deje de producir sólo aceite de coco como único derivado utilizable para la comercialización, y apuntó que el gobierno del estado planea respaldar con recursos económicos a aquellos que se interesen por ver como negocio verdadero y alternativo aprovechar los valores agregados.
.

Consulta en:







sábado, 1 de febrero de 2014

LOS ESTRAGOS DE MANUEL




 El 15 de septiembre de 2013 parecía un día como cualquier otro en el poblado de Tetitlán. Los pobladores de la comunidad y las diferentes escuelas, esperando a que amainaran las lluvias que en días anteriores se habían suscitado, se alistaban para desfilar y festejar otro aniversario más de la independencia de México; la lluvia parecía haber dado tregua el 15 de septiembre por la mañana, aunque el desbordamiento del rio Tecpan  ya se hacía notar. Los pobladores confiaban en que se retiraría como en tiempos atrás ya se había visto. Sin embargo, la población estaba lejos de imaginar lo que sucedería o podría venir en las próximas horas. Nadie pensó que se acercaba la pesadilla más grande y desastrosa de esta comunidad, que sería inolvidable para algunos que tuvieron suerte de vivir esta tragedia, y aunque no se compara con las pérdidas humanas que hubo en algunos lugares del estado, la desolación y el desabasto de alimentos se hicieron notar inmediatamente.
Eran las 7:00 pm del día 15 de septiembre cuando todo parecía haber terminado, todo parecía una inundación normal como siempre se había presentado, confiados en que el muro de contención detendría la inundación, los pobladores durmieron tranquilamente por esa noche, fue en la mañana del 16 de septiembre cuando el poblado amaneció nuevamente en el agua; las personas en ese momento comenzaron a subir sus pertenencias para evitar se les echaran a perder o se las llevara el rio; sin imaginar lo que vendría después, los habitantes confiados en los niveles que siempre había alcanzado el desbordamiento del rio, dejaron sus pertenencias a la altura de siempre, los niveles seguían subiendo pero todo parecía normal; eran las 9:25 am. Cuando a través de megafoneo la comisaria municipal Profra: Fabiola Sebastián Navarrete, dio la alarma de una posible inundación más fuerte, siendo las 13:00 hrs, el muro de contención fue rebasado en su totalidad y en algunos puntos destruidos, es ahí donde se vienen las corrientes más fuertes y cuando las personas comienzan a abandonar sus viviendas; salas, colchones, otros tipos de muebles y mercancías de las diferentes tiendas por donde había llegado la inundación, cruzaban por las calles en las tempestuosas corrientes; después de 12 horas en algunos lugares y más de 24 hrs en otros, en la penumbra de la noches, fue a las 20:35 hrs cuando la inundación comenzó a ceder, no fue  si no al día siguiente, cuando las personas desoladas se dieron cuenta de las pérdidas materiales que habían sufrido.
Después de 53 años del huracán “El Tara” y 13 años del huracán “Paulina” hay quienes vivieron estos dos fenómenos, afirman que siendo tormenta tropical, “MANUEL”, ha provocado unas de las inundaciones más fuertes de que se tenga memorias en la historia de Tetitlán.